Compre un pueblo abandonado en España y dese prisa porque sube de precio.
Los núcleos rurales en ruinas despiertan el interés del demandante nacional, a pesar de que los precios suben entre un 5% y un 10% cada año.
En España hay más de 3.000 pequeños pueblos y aldeas abandonadas.
Existen varias inmobiliarias especializadas en su venta.
Esta opción se ha convertido en un pilar para combatir la despoblación en la España vaciada.
En contraposición a los prácticamente prohibitivos precios de la vivienda en los núcleos urbanos, la alternativa rural está ganando relevancia. Y no solo en lo que se refiere a la compra de casas o terrenos, sino a la adquisición de aldeas o pueblos completos.
En España hay más de 3.000 pequeños pueblos y aldeas abandonadas, principalmente en el noroeste peninsular. Para muchos de estos lugares, la mejor opción para ‘revivir’ es su compra por parte de particulares.
No puede obviarse que en muchos casos estas aldeas llevan años e incluso décadas abandonadas, lo que hace inevitable una inversión también en reformas. De cualquier modo, es innegable que la compra y restauración de pequeñas poblaciones ya se ha convertido en una opción en auge.
De hecho, los bancos y cajas ya han movido ficha ante esta situación y ofrecen contenidos específicos sobre ello a sus clientes. El ejemplo más claro es el de ABANCA, principal banco de Galicia. Desde la entidad reconocen que «comprar un pueblo o aldea abandonada ha demostrado ser algo más que una moda pasajera» y ofrecen en su web varias recomendaciones. Una de ellas, que cualquier comprador debe tener en cuenta, es la de que «en este tipo de transacciones se adquieren todos los inmuebles que forman parte de un pueblo abandonado excepto los bienes públicos, cuya venta está prohibida por ley». Por tanto, la adquisición de edificios como el Ayuntamiento nunca estará incluida en la transacción.
La despoblación rural, eso que se ha dado en llamar la España vaciada, dejó en el abandono muchos pueblos que se ofrecen a precio de ganga y sobre los que han echado ya el ojo inversores extranjeros. Se trata de cientos de metros cuadrados con sus casas, ríos y entornos naturales envidiables que pueden adquirirse por lo que vale un pequeño piso en las principales ciudades.